Proyecto Oleo – I

Capitulo I
Autor: Israel Rodríguez

 

La vista desde aquí es algo impresionante: un risco, a la orilla del mar, muy alto, se alcanza a ver como chocan las olas con el peñasco, pero muy lejos, por otro lado se ve como otras olas mas afortunadas acarician la arena blanca de una pequeña playa que también se ve desde aquí, de fondo en el horizonte, la imponente figura del sol se oculta lentamente en el mar, y tal majestuosidad pinta el cielo de colores rojizos, anaranjados, y en unos puntos, por las nubes, morados, es una maravilla, digno de una fotografía o hasta de ser tatuado directamente en mis párpados, para poder admirar y apreciar esta belleza en cada parpadeo.

Mientras el sol se oculta lentamente, un aire frío sopla, me parece extraño, pero no le doy importancia, sino hasta que el sol se ha ocultado por completo, y la oscuridad cubre todo el paraje, aquello que antes fue una cálida imagen ahora se ve lúgubre y tenebrosa, ahora que el sol se ha ido, en esta noche sin luna, solo algunas estrellas iluminan el escenario, pero mejor sería que no lo hicieran, porque con esa tenue luz puedo apreciar como una mancha negra emerge del mar y avanza amenazadoramente hasta la costa.

Yo paralizado, aún no se si por curiosidad o por temor; si es por mi insaciable hambre de saber que esta sucediendo, o porque definitivamente no se a donde ir; no se si este mas seguro a esta altura o si sea mas conveniente moverme de aquí; sea cual sea la razón, me quedo inmóvil, inmuto, inerte, solo viendo, solo apreciando, cavilando y tratando de comprender que es esa mancha que a cada momento crece mas y mas y esta por llegar a la costa.

Por fin la mancha hace su arribo a la costa, y lo que desde esta altura se veía negra como una mancha de petróleo derramada en el océano, ahora se fragmenta, y se separa en porciones mas pequeñas al tocar la arena de la playa, le cuesta mas trabajo avanzar en el medio sólido, pero algo sucede que me hela la sangre, algo inconcebible, algo increíble, algo aterrador.

Las masas fragmentadas color negro, comienzan a convulsionarse en si mismas formando una masa primeramente amorfa, que poco a poco va creciendo y tomando forma conocida, primero como de habichuela, pero rápidamente va desarrollando detalles hasta identificarse la forma de un feto, y lo que a la naturaleza le tarda nueve meses esta masa negra lo hace en minutos, forma la espina dorsal, las piernas y la cabeza yaciendo en la arena, luego comienza a moverse y a crecer, ahora las extremidades toman mayor tamaño, y toma la forma de un niño, con premura la criatura toma control de su nueva forma y comienza a gatear mientras sigue creciendo, hasta que no necesita mas de gatear, y se pone de pie, y camina, ahora tiene el tamaño de un niño de unos diez años.

Pero eso no es lo mas impresionante, sino que toda la costa esta llena de esos seres, emergen del mar arrastrándose, luego cuando han tomado forma humana, gatean, para después caminar como lo hacemos nosotros, y se desarrollan a una velocidad increíble, parece que detienen su desarrollo cuando han alcanzado el tamaño y la complexión de una persona de veinticinco años; desde esta altura no se aprecia muy bien, pero parecen todos ser diferentes, hay hombres y hay mujeres, a esta distancia no podría decir si efectivamente todos tienen facciones distintas, pero la diferencia de genero es muy notable, así mismo, algunos han desarrollado cabello, del mismo material del que están hechos, pero se aprecia cabello largo, corto, rizado y lacio, es aterrorizante.

Me pongo a pensar acerca de qué es este lugar o lo más importante, cómo fue que llegué aquí, al principio no pensé en eso porque la vista era en realidad hermosa, pero ahora que me siento incómodo y amenazado me pongo a pensar en eso; no sé donde estoy, y por no saber dónde estoy no se cómo llegué aquí, y mucho menos cómo salir de aquí, estoy asustado, justo en el momento que se me ocurre correr, simplemente para alejarme me doy cuenta que no puedo hacerlo, algo detiene mi pié.

Volteo a ver que es lo que no me deja avanzar y veo un brazo que sale del risco, es una persona hecha de esa masa negra que se las ingenió para trepar el enorme risco en el que yo estaba parado, y ahora me tiene detenido del tobillo, no puedo correr y en mi desesperación espero a que asome la cabeza para patearlo con el pie que tengo libre, y así probablemente me suelte y pueda ir, justo en el momento en el que asoma un poco la cabeza lo pateo, pero me doy cuenta muy tarde que no es para nada una buena idea, justo al patearlo siento como si fuera hecho de goma, como si estuviera pateando una pelota de caucho, la criatura no se inmuta ni un segundo, y continua trepando en el risco, no necesita de la mano que tiene ocupada para terminar de subir, justo en el momento que me suelta para poder ponerse completamente de pie yo intento correr.

Mi huída improvisada fue un fracaso, justo al dar la vuelta, encuentro frente a mi otro ser ya de pie deteniendo mi escape, hace que me detenga en seco, y ahora si puedo verlo con toda la claridad que este cielo estrellado me permitía, Tenían a la perfección definidos los detalles de una persona normal, común y corriente, pero todo completamente en negro, era como ver una escultura de obsidiana, todos los rasgos característicos completamente negros, ninguna tonalidad, ningún matiz, nada de color, solamente negro, lo mas impresionante que puedo describir son sus profundos ojos completamente negros.

De repente una luz cegadora para mi, pero que al parecer a los seres negros no les provocaba ninguna molestia, aparece, es una figura humana, pero con alas, podría jurar que es así como lucen los ángeles, ¡llegó un ángel a rescatarme! Llega volando justo a donde me encuentro rodeado ahora por mínimo cinco hombres de negro y solo extiendo los brazos hacia arriba para que pueda tomarme el ángel que volaba a toda velocidad hacia donde yo me encontraba.

La figura angelical me tomó del brazo, y jaló de mi mientras que las personas de negro trataban de detenerme, me agarraban de donde les era posible y no me permitían irme, trataban de detenerme, mover mis piernas o tratar de patearlos era inútil, hasta que el ángel con la mano que tenía libre formó del éter una espada de luz, y la lanzo para que se clavara en el suelo, al hacer esto rasgó mi ropa y probablemente me lastimó, porque comencé a sentir dolor en mi pierna, la espada se clavó en el suelo y los hombres de negro por fin me soltaron, y pude escapar con ayuda del ángel.

Mientras escapaba gracias a la intervención divina logré percibir que toda la costa estaba ya invadida por esos seres de negro, pero todos se mantenían en la costa, a pesar de poder salir de la playa y dispersarse mas hacia adentro de la costa, no lo hacían, era algo que ya no me importaba mucho, ya había sido rescatado.

Volteé para agradecer a la figura angelical que me había liberado, mientras continuábamos volando por el cielo sobre el mar, y pude notar que mi salvador era una versión parecida a los hombres de negro, con la diferencia que este era blanco por completo, emanaba luz y poseía alas, algo muy conveniente para mi en esos momentos, justo cuando articulé la palabra gracias, volteó hacia mi, y logré identificar una diferencia importante, esta criatura no tenía rostro, solamente una cara lisa y ojos, era como ver una mascara, en ese momento soltó mi brazo y me dejó caer en el mar abierto.

Desde la altura y la lejanía a la costa, a pesar de se una vista maravillosa, las circunstancias en las que me encontraba no lo hacían tan placentero como mi hubiera gustado, algo dentro de mi esperaba que el ángel hubiera cometido un error, que estuviera jugando y regresaría a rescatarme de nuevo, pero no fue así, yo seguía cayendo, y el ángel volaba alejándose y llevándose toda su luz, dejándome caer en este oscuro mar iluminado solo por las estrellas.

Al voltear a la costa observo las pequeñas figuras de los hombres de negro que casi al unísono todos se lanzan al mar, el mar del que habían salido, y justo al tener contacto con el agua se derretían de nuevo y se volvían esa mancha negra de la que habían nacido antes; afortunadamente, por llamarlo de alguna manera positiva, con la velocidad con la que caía y desde la distancia que lo hacía, no sobreviviría para saber que querían hacer conmigo esos desagradables hombres de negro.

Simplemente me dispuse a pensar tranquilamente los últimos segundos de mi vida mientras esperaba paciente mi final al tocar el agua.

Justo al tocar el agua escucho cómo salpica el agua, pero no me mojo, al contrario, solo escucho que alguien grita ¡perdón!, eso me hace despertar, todo había sido un sueño, y el sonido del agua había sido la muchacha que hace el aseo de mi casa quien había derramado el contenido de una cubeta de agua por accidente, yo aún medio despierto, comienzo a balbucear sin sentido y ella me pregunta algo apenada si me despertó, a lo que le contesto con una sonrisa que no se preocupara, porque al final de cuentas ya era hora de levantarme. Ahora todo tiene sentido, era un sueño.

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