Proyecto Oleo – II

Capitulo II
Autor: Israel Rodríguez

 

Mientras me levanto todavía atontado por el sueño y el despertar tan abrupto, me quedo pensando en el sueño, esto es algo que me pasa cuando me despiertan, recuerdo mas claramente lo que estaba soñando, mas aún que si yo me despertara solo, de esa manera casi siempre olvido que estaba soñando, pero en esta ocasión tengo todo muy claro, recuerdo el risco, los hombres de negro y el ángel de blanco; ahora que lo pienso fue emocionante; pero ahora que lo pienso mas profundamente no es la primera vez que sueño eso, no es que tenga algún tipo de Deja vù porque recuerdo que en otros sueños suceden las cosas ligeramente diferentes unas de otras, pero no deja de ser un sueño, afortunadamente.

De salida a la regadera para tomar una ducha, ya con prisa, porque es algo tarde, me resbalo con el agua que había derramado la muchacha del aseo, olvidé por un momento que fue eso lo que me despertó, así que caí irremediablemente al piso, y me lastimé la pierna; así que continué mi camino para tomar mi ducha lo mas pronto posible, no podía permitir que mas cosas me retrasaran de mi agenda.

Mientras tomaba mi baño, aún con el dolor punzante de la caída, pasé mi mano por mi pierna, y lo que me dolía no era solo la caída, sino que también algo me había cortado, probablemente el asa de la cubeta, o una pata de la mesa, pero era una cortada poco profunda que caía en vertical por mi pantorrilla hasta cerca de mi tobillo. Me hizo recordar un poco mi sueño, pero no tenía tiempo eran las diez de la mañana y en quince minutos debía atravesar la ciudad para una cita de trabajo que tenía.

Al salir de bañarme, con cuidado de no tropezar de nuevo o resbalarme, llegué a mi habitación, ya no había agua derramada en el suelo, pero hoy parecía ser uno de esos días en los que es mejor cuidarse, para evitar mas percances desagradables que suceden solo por descuidos.

Me pongo mi traje, pero recuerdo que el auto esta en el taller, esta descompuesto por habérselo prestado a mi hermana, debo recordar nunca prestarle cosas mecánicas a mi hermana que tiene el don de descomponer todo aparato que toca, me lo pidió curiosamente porque el de ella a pesar de haber salido del taller esta semana, lo tubo que volver a meter por otro fallo que le apareció, así que ahora están ambos autos en el taller, a ver cómo hace sus labores sin auto, o peor aún, descomponiendo cada auto que maneja.

Mejor me dejo de estar pensando en la vida de los demás, y me pongo a pensar cómo es que voy a llegar a mi cita si estoy saliendo tan tarde, principalmente, como no voy a tener automóvil propio, será mejor que me cambie de ropa para ponerme algo mas adecuado a estar en transporte público.

Por fin salgo volando de mi casa, no tengo tiempo ni de esperar un taxi, así que me voy a la estación del subterráneo que afortunadamente esta cerca de mi casa, espero que pase pronto el tren, estoy seguro que llegaré mas pronto por debajo que en el taxi inclusive.

Después de correr un par de cuadras justo al entrar al anden me doy cuenta que el tren acaba de partir, tengo dos opciones, salgo corriendo y busco el taxi que había despreciado minutos antes, o espero a que pase el siguiente tren, de cualquier manera ya llegue tarde, así que tomo la decisión mas fácil: espero.

Toma asiento en unas de las pequeñas bancas sucias que uno puede encontrar en el subterráneo, veo que esta toda manchada de graffiti, no entiendo por qué eso puede ser considerado arte pro algunos excéntricos, inclusive e ilegible, me pica la curiosidad y me pongo a analizar los garabatos, no les encuentro ni pies ni cabeza, es gracioso, parezco un tono que esta aprendiendo a leer, mientras tanto una mujer que pasa a mi lado me observa mientras camina, me siento algo apenado, y dejo de analizar el garabato por un segundo, peor mi curiosidad es mayo, así que continuo jugando al traductor.

Creo que alcanzo a comprender un poco los garabatos, podría jurar que es más fácil descifrar algún códice maya, o algún papiro egipcio, que estas letras amorfas. De pronto, el tren del andén de enfrente pasa, haciendo un estruendo algo llamativo, pierdo la concentración de los dibujos en mi banca.

Mientras el vagón de enfrente descarga a todos los pasajeros que bajan en esta estación volteo de reojo la mirada al graffiti en mi banca y claramente leo “Te están mirando”, un escalofrió recorre mi cuerpo, y a pesar de se pleno día, siento una brisa de aire frío, como el que sopla a media noche, levanto la mirada y veo varias siluetas negras en el andén del frente, como figuras aceitosas que me recordaron partes de mi sueño, lógicamente me asusté y me levanté de un brinco, en ese momento llega el tren de mi andén y sin vacilar lo tomo en cuanto abre las puertas, entro al vagón y me acerco al extremo opuesto, para volver a ver esas figuras, pero lo único que corroboré es que no había nada ni nadie, el andén estaba vacío.

El tren avanzó hasta llevarme a mi destino, baje del tren y salí de la estación, volví a ver la luz del día de nuevo, y eso me dio algo de alivio, aunque no podía quitar de mi mente la idea de las palabras que entendí del dibujo de la banca y justo cuando lo leí creer ver a esas figuras de nuevo, algo confuso en verdad.

Capitulo I

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