Proyecto Oleo – IV

Capítulo IV
Autor: Israel Rodríguez

 

Llamaron a mi nombre, y ese si lo recuerdo bien, volteo y veo gente que me saluda sonriente, aunque no los distingo bien, porque aun se encuentran lejos, si veo que el automóvil es uno utilitario de la compañía, es un compacto color blanco con logotipos a los lados y en el capote, por lo tanto no hay pierde, pertenece a una empresa, y cuando se acerca logro distinguir a las personas que van dentro

Muevo la mano en señal de saludo, y cuando se acerca mas el automóvil recuerdo mejor a los que se encuentran dentro del vehiculo, son Clare y Emma, son caras conocidas, y las asocio con el trabajo, aunque aun no llegan claros los recuerdos de en qué trabajamos los tres.

El automóvil se estaciona justo frente a mi, y veo mas claramente todo lo que se refiere a la empresa, y con tan ayuda todo queda claro, El logotipo de la empresa es una figura angelical monocroma en unos tonos de color blanco, beige y oro, de pie, de frente y con las alas extendidas y debajo letras gris plata que leen claramente “Angelopolis su aseguradora de confianza”, así que yo debía ser algún tipo de agente de seguros.

Clara, quien iba en el lugar del copiloto, me abre la puerta trasera del vehículo para que yo pase, pero no antes me da un trozo de papel periódico, yo extrañado por el obsequio no puedo evitar hacer una mueca de confusión muy notoria, cuando ella suelta a reír y me dice “Es para que te limpies tu zapato antes de que subas al auto, no quieres llenármelo de grasa o si?”

Efectivamente tenía mi zapato cubierto hasta la mitad de una masa negra y aparentemente pegajosa, pero que fue limpiada con una gran facilidad de mi calzado, como de forma automática subí al auto y sin haber soltado la pieza de papel que me dio Clara, abrí la ventanilla, tenía el firme propósito de guardar la basura hasta llegar a mi destino y tirarla en un contenedor adecuado, pero la poca masa negra que tenía en el papel comenzó a moverse y regresó a mi memoria aquel sueño extraño que experimenté en la mañana, y las figuras que vi en el tren subterráneo, fue cuando me di cuenta que no es un sueño y tiré el papel por la ventanilla sin hacer mayor escándalo, por un momento me sentí como si estuviera loco, pero mis acompañantes no creo que quisieran saber que acaban de recoger a un loco, dudo que sea lo mas placentero para nadie.

“Nos mandaron a buscarte, todos en la oficina están preocupados por ti, los japoneses de la cita de esta mañana están con Charles, se le ocurrió la maravillosa idea de darles un paseo por la ciudad cuando vimos que no llegabas; es la primer vez que ellos están en el país, y no dudaron ni un minuto en aceptar la propuesta” Me comentaba Emma mientras hábilmente manejaba por las estrechas calles de la ciudad y entraba a un estacionamiento igualmente estrecho, pero que desafortunadamente no me era del todo conocido

Clara, entonces dijo, mientras buscaba un espacio para estacionar el automóvil “Salieron varios autos de la compañía para buscarte, siete para ser exactos, los primeros fueron Kwanda y Rahib, que fueron hacia tu casa, pero tan pronto llegaron los recibió la señora del aseo quien ya se retiraba y les dijo que ya habías salido, pero no en tu auto”

“Fue entonces cuando los otros seis autos fuimos a buscarte en el tramo de tu casa a la oficina” Interrumpió Emma, y tras decir eso dio un brusco giro al auto para meterse a un espacio del estacionamiento; el giro fue tal que yo rodé dentro del automóvil y mi portafolio se abrió, y fue cuando quedó todo mas claro; todos mis papeles eran papeles contables, yo trabajo para otra empresa que vende servicios externos de administración y contabilidad y mi entrevista no era de venta ni de trabajo, sino de presentación de informes; y por una rápida hojeada en mis documentos vi porque tanta expectativa en mi llegada.

Me dio un gusto infinito perder esa sensación de desajuste que había tenido toda la mañana, ahora todo queda mas claro, o al menos porque mi atuendo y porque no recordaba con gran claridad la ubicación de la oficina, y afortunadamente, no hay motivo para perder el empleo.

Cuando bajamos del automóvil nos dirigimos a la salida del estacionamiento y de ahí a la oficina mientras mis dos acompañantes me explicaban con demasiado detalles todas las peripecias que habían tenido que pasar todos los que me estaban buscando, fue cuando recordaron que no habían avisado a nadie que ya iba yo con ellas, y Clara, mientras dejaba por completo la batuta de la conversación a Emma llamó por teléfono a sus compañeros para avisarles del éxito de su misión.

Al llegar a la oficina, la entrada era impresionante y majestuosa, difícilmente podría ser perdido, claro, a menos que no tengas la mas mínima idea de qué es lo que buscas, como era mi caso, pero aquellos que saben a donde iban, podían hacer referencia clara al edificio que tiene por fachada un par de ángeles cubiertos en oro de aproximadamente unos cinco metros cada uno a cada lado de unas puertas talladas en madera de la misma altura.

La visión me dejó sin aliento, mientras que una de mis acompañantes me preguntó curiosamente “Impresionante, verdad? Todas las personas que vienen por primera vez tienen la misma sensación, y tu en esta primera vez que vienes no podía ser la excepción” Aun confundido porque hay piezas que no encajan en el rompecabezas doy una mueca de sonrisa un poco torcida y sigo avanzando mientras ellas siguen rellenando huecos en la historia que me hacen tanta falta.

“Los dueños de la compañía, los japoneses, es la primera vez que vienen a visitar a esta filial de la empresa, y vienen únicamente porque tu se los pediste, porque tenías una noticia que iba a mejorar la vida de todos en esta empresa, todos estamos muy emocionados, desde que lo comentaste en esa videoconferencia, hace ya cinco días, hemos estado a la expectativa y esperando este momento, inclusive algunos hicieron una quiniela tratando de adivinar cual será la sorpresa, algunos dicen que los dividendos se dispararon, otros creen que es un reembolso de impuestos masivo, pero nadie sabe nada, mas que tu, porque no nos has querido decir nada, y a todos nos tiene sumamente emocionados” Me explica Claire

Emma la interrumpe y me abre una puerta a lo que parece una sala de juntas “Aquí puedes preparar todos tus papeles, si necesitas algo solo marca el 9 en el teléfono que esta en la mesa y la recepcionista te puede ayudar a llevarte todo lo que necesites, o si necesitas algo mas particular, puedes llamarnos a nosotras en logística, mientras nosotras vamos a preparar el auditorio para la gran presentación”

“Auditorio!” No se si lo pensé o lo dije, pero fue algo que agarró por sorpresa, debo revisar bien esos papeles porque tiene que ser algo de mayor importancia que lo que primero encontré lo que tengo que decirles, o no me esperarían con tanta insistencia, y tengo poco tiempo para mejorar esta memoria mía o me espera uno de los mayores ridículos o fracasos de mi vida, aunque no recuerde mucho del resto de ella.

Tan pronto las dos mujeres me dejan solo en la sala de juntas, tomo asiento, abro mi portafolio, comienzo a ordenar mis papeles, y un teléfono comienza a sonar dentro de uno de los pequeños bolsillos en mi portafolio, así que lo tomo y contesto

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Capitulo II

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